Volver a una ciudad ya recorrida «turísticamente» es una oportunidad para descubrir rincones poco concurridos y con mucha impronta: algunas sugerencias para agendar.

Aunque los parisinos aprendieron a convivir con turistas que brotan de cada rincón de la ciudad, todavía hay muchos que ponen cara de mal humor ante alguna pregunta, Pero, sin duda, Paris es, hoy en día, la ciudad más visitada del mundo, y es casi imposible no toparse con viajeros tratando de sacar fotos y de poner candados en todos los sitios posibles. Aquí, algunas sugerencias para disfrutar de lugares tranquilos, con genuina atmósfera parisina, casi libres de visitantes.

 

Almorzar en el Petit Palais

Esta joya de la arquitectura fue construida con motivo de la Exposición Universal de 1900 para exponer las colecciones de arte del ayuntamiento de París, y abarca desde esculturas antiguas a pinturas impresionistas. Las exposiciones se distribuyen en cuatro secciones, y en ellas hay mobiliarios del siglo XVIII, también obras de artistas como Delacroix y Courbet.

Es un museo con entrada gratuita y está abierto de martes a domingos. Siempre hay exposiciones temporales, y el próximo 25 de octubre se inaugura «Albert Besnard, Modernités Belle- Époque», que estará abierta hasta el 29 de enero del próximo año. También hay una exquisita muestra llamada «L’art du pastel, de Degas à Redon», hasta el 8 de abril de 2018.

Uno de los grandes atractivos de este pequeño palacio, está en el corazón del edificio: un jardín semicircular, rodeado de columnas jónicas; y en el centro un café y restaurante, donde, si la temperatura lo permite, es posible almorzar al aire libre en mesitas con vistas a la fuente. Si no, adentro resulta un ámbito apacible que invita a contemplar el paisaje.

Los precios son accesibles: el menú ronda los 16 euros e incluye plato del día y postre, o entrada y plato principal; asimismo, se puede optar por un rico café con delicias de la pâtisserie francesa. Está abierto desde las 10 a las 17.30 horas, pero algunos días el horario se extiende hasta las 19.30.

 

Recitales en Saint – Germain- des- Prés

Se trata una de las iglesias más antiguas de París: su construcción data del año 542, cuando el rey Childeberto decidió tener un lugar para albergar reliquias sagradas. Este templo, que estuvo mucho tiempo cerrado durante la Revolución, sobrevivió al fuego en 1794 y fue restaurado de los saqueos en el Siglo XIX; sin embargo, aún conserva sus tres torres originales. Entre las tumbas ilustres que alberga en su interior figuran la del filósofo René Descartes, el poeta Nicolas Boileau y el rey de Polonia Juan Casimiro.

En la actualidad se están refaccionando varias partes de la iglesia, pero se puede visitar, asistir a misa o encontrar un espacio para la meditación. Algunos días sábados de cada mes es posible asistir a formidables conciertos de música clásica, con buena acústica.

Por ejemplo el 28 de octubre y 11 de noviembre, a las 20.45, estará la Orquestre Classik Ensemble dirigida por David Braccini ejecutando Las cuatro estaciones de Vivaldi y el Ave Maria de Schubert. Las entradas cuestan 27 euros y se pueden comprar por Internet o en tiendas como Fnac, Galerías Lafayette ó Carrefour.

 

Selfies y ferias de comida en la calle D’Austerlitz

 

Se sugiere bajar en la Estación Bastilla y caminar por la calle Rue De Lyon; después de pasar por Avenue Ledrurollin, se toparán con la citada calle, donde pueden hacer muy buenas fotos.

El domingo es, entonces, el día ideal, ya que se puede ir a comer a la feria de la Bastilla, que funciona desde las 8 de la mañana hasta las 15 horas. Eso sí, no ir más allá de las 12.30 si se quiere apreciar del mercado en su máximo esplendor. Un lugar para comer la mejor comida libanesa de la ciudad, todo hecho con productos frescos, a mejores precios. Pasando las 13.30 los puesteros comienzan a vender las frutas y verduras a menos de la mitad del valor, con el fin de saldar toda la mercadería.

 

Running en el Canal St- Martin

Recorrer este canal es una experiencia más que interesante: encontraran una imagen muy diferente a otros distritos más elegantes o populares de París. Es el lugar perfecto para salir a correr por la mañana temprano o caminar al mediodía; se encontrarán con una arquitectura de viejas fábricas, en su mayoría restauradas como modernos departamentos para viviendas.

Hay viejos cafés y restaurantes que, hoy en día, son el lugar de encuentros de jóvenes parisinos que, a la salida de sus trabajos, van a tomar una copa o a cenar. Por la mañana, se puede ver a mucha gente corriendo, haciendo ejercicio o leyendo sentada al borde del muelle.

Entre los lugares más irresistibles para comer figura Siseng, un restaurante familiar de comida asiática-fusión, que queda en 82, quai de Jemmape. También vale destacar La cantina de Quentin, en 52, rue Bichat, un lugar para amantes de la cocina italiana, pero con impronta francesa. Le Comptoir General es un concepto que ahora marca tendencia en todo el mundo y que combina, bar, galería de arte, restaurante y tienda; en este caso, orientado a la cultura africana; el brunch que se sirve es muy popular y muy apreciado por amantes de lo gourmet, los precios bastante razonables.

El Canal St- Martin tiene un sello muy marcado que evoca a la clase obrera que salía de sus trabajos; entre los bebedores famosos que permanecían hasta altas horas de la madrugada por allí se cuentan al recordado actor Jean Gabin y a la genial cantante Edith Piaf. Comenzar el recorrido saliendo por la estación de metro République.

Plano en mano, con el recorrido armado, el resto es cuestión de empezar.

 

Fuente: Diario La Nación.
Fotos: Alejandro Zárate