Esta es la primera nota que escribo sobre Buenos Aires, la ciudad donde nací y donde vivo hace 50 y pico de años. En realidad, nunca viví en ningún otro lugar.
A lo mejor te preguntás por qué no escribí antes sobre la «Ciudad de la Furia» como la llamó en su canción Soda Stereo. Si tengo que serte sincera, no lo hice porque esta web nació como un sitio destinado a contar mis experiencias y ayudar con consejos y sugerencias a quienes iban a viajar por Europa.
Te preguntarás qué cambió para que me haya decidido a escribir ahora sobre mi ciudad de nacimiento. Fue por tres motivos:
- En primer lugar, la «culpa» la tiene Cynthia Martinez Wagner, seguramente la conocés por el nombre de su blog o de su cuenta de Instagram «Turista en Buenos Aires». Te la súper recomiendo para conocer a fondo la capital del Plata. En fin… en una mini charla que ofreció hace unos días me impulsó a escribir sobre esta ciudad que tiene tantísimo para ofrecer.
- Por otro lado, desde hace un tiempo tengo muchísimos lectores de otros lugares. Y me pareció una buena oportunidad para hacerles conocer de primera mano los lugares más emblemáticos de Buenos Aires.
- Finalmente, porque Buenos Aires enamora a quien la descubre. Es que es tan amplia la gama de cosas que ofrece: arte, cultura, historia, arquitectura, gastronomía, las costumbres. Algo de Madrid, algo de París. En fin… Debemos reconocer que es una ciudad increíble.
Para esta primera nota elegí el Cementerio de la Recoleta.
Contenido del artículo
Historia del Cementerio de la Recoleta
El camposanto está ubicado en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad de Buenos Aires. Muchos dicen que el barrio de la Recoleta parece París. Sus mansiones y sus parques en seguida remiten a la Ciudad Luz.
Aquí conviven la vida y la muerte…
La vida dada por sus bares y restaurantes, las familias, los colegios, las plazas y la famosa feria de artesanos que cada fin de semana es visitada por miles de personas.
La muerte tras los muros de uno de los camposantos más famosos del mundo.
El cementerio se construyó en el huerto de un antiguo convento de mojes recoletos, al que también pertenecía la Basílica del Pilar.
Fue inaugurado en el año 1822 durante la gobernación de Martín Rodríguez, y se transformó así en el primer cementerio público de la ciudad.
En 1880, el primer intendente de la ciudad de Buenos Aires, Torcuato de Alvear le encargó al arquitecto Juan Antonio Buschizzo la remodelación del cementerio. En ese momento, se construye el muro de ladrillos que lo circunda y la imponente entrada de estilo neoclásico.
En sus impresionantes bóvedas descansan importantes personalidades de la historia argentina, entre ellos varios presidentes de la Nación, miembros de tradicionales familias, escritores, deportistas, y también gente común que quiso elegir ésta como su última morada.
Tiene en total 4780 bóvedas. La más antigua, es del año 1823 y pertenece a la familia Bustillo.
Valor arquitectónico del Cementerio de la Recoleta
Es una gran obra de arte. Por este motivo, es uno de los lugares más visitados por los viajeros del mundo cuando llegan a Buenos Aires.
La entrada principal es de estilo neoclásico. Tiene cuatro columnas de estilo dórico, con una inscripción en latín que dice «Requiescant in pace», o sea, Descansen en Paz.
Está dividido en manzanas, con algunas avenidas que llevan a callejones laterales donde se alzan cada uno de los mausoleos y bóvedas. En el centro hay una rotonda central de donde parten las avenidas principales.
Cada una de sus tumbas y panteones tienen un gran valor arquitectónico y tiene grabado el nombre de la familia en su frente.
No hay que olvidar que la Argentina estaba en un momento muy próspero en el momento en que se restauró el cementerio. Era una potencia económica y las familias más importantes del momento competían para construir las bóvedas más imponentes.
Se contrataron a importantes arquitectos para lograr los sepulcros más espléndidos. Mármoles, esculturas, y diseños originales para cada uno de ellos.
Tan así es que más de 90 de las bóvedas fueron declaradas Monumento Histórico Nacional.
Escultores y artistas que trabajaron en los sepulcros del cementerio
Luis Perlotti , Carlos Romairone, Rene Sargent, Alfredo Bigatti, Jean Alexandre Falguière, Lola Mora, José Fioravanti, Alejandro Bustillo, Alberto Lagos, Antonin Mercie, Luis Carriere, Pedro Zonza Briano, Alfredo Guttero.
Historias, leyendas y fantasmas
No sé si a vos te pasará lo mismo. En la mayoría de los cementerios que visité se respira mucha serenidad y tranquilidad. Se oyen los pájaros y la gente habla en voz baja. Por lo general, muchos de ellos están muy bien cuidados, y tienen zonas verdes y flores en sus tumbas.
De día….
De noche, es muy distinto. En Inglaterra es muy común, especialmente en las ciudades más chicas, encontrar a tu paso una iglesia con las tumbas alrededor. Atravesar el lugar casi sin luz no es muy agradable. Ya sé que en realidad, habría que tenerle más miedo a las personas vivas que a las que ya partieron, pero yo no puedo dejar de pensar que a lo mejor todavía queda algún alma en pena.
El Cementerio de la Recoleta tiene sus propias historias de fantasmas. Y algunas de ellas son realmente fascinantes. Te cuento algunas de ellas.
La Dama de Blanco
Esta historia me la contaba mi padre siempre. Un hombre joven paseaba por la Recoleta una noche y vio que una chica lloraba desconsoladamente. Como todo un caballero, le ofreció su pañuelo y la invitó a tomar un café para que se tranquilizara.
Le contó que se llamaba Luz María y él la besó. Pero de pronto, ya era de noche, ella salió corriendo y al levantarse le volcó su café en el saco que le había puesto sobres sus hombros cuando lloraba. El la siguió pero la perdió en la puerta del mismo cementerio. Empezó a golpear para que el sereno le abriera el portón.
En un principio, el sereno le explicó que no había entrado nadie pero al ver la desesperación del joven lo dejó pasar. A unos pasos, en un sepulcro con el nombre de ella encontró su saco manchado de café sobre una escultura de mármol . Al levantarlo reconoció a Luz María . Lo levantó y reconoció a Luz María en la cara de la escultura…
Luz María García Velloso era la hija del dramaturgo Enrique García Velloso. Murió a los 15 años de leucemia.
Elisa Brown, el fantasma del corazón partido.
Parece ser que era la hija preferida del famoso Almirante Brown. Era muy joven y estaba comprometida con el comandante Francis Drummond, que luchaba bajo las órdenes de su suegro en la campaña contra el Imperio de Brasil.
En una batalla, Francis es herido de muerte y es su suegro quien lo sostiene entre sus brazos hasta el último aliento.
Es el padre quien tiene que dar la triste noticia a Elisa, junto con el reloj de su novio. El padre le explica que esa había sido su última voluntad.
Elisa desgarrada por el dolor, se pone su vestido de novia y se adentra en el Rió de la Plata para ir al encuentro de su amado.
No pudieron estar juntos en vida. Pero en el cementerio, detrás de la urna con las cenizas de Elisa está la urna con las de Francis. Urnas de bronce hechas con uno de los cañones del barco del almirante Brown.
Liliana Crociati con su amigo más fiel Sabú
Liliana murió en 1970 durante su luna de miel en Innsbruck, Austria, cuando un alud destruyó el hotel donde se alojaba la pareja. Su marido fue rescatado pocos minutos después, pero Liliana murió asfixiada.
Tenía sólo 26 años. Lo curioso o no, es que ese mismo día murió en Buenos Aires su perro Sabú.
Es una de las esculturas que más me gusta. Está hecha en bronce, ella está con su vestido de novia y al lado Sabú.
David, el fantasma molesto
Cuenta la historia que David trabajó durante varios años como cuidador del cementerio. Se obsesionó con tener su propia tumba en la Recoleta y para cumplir con su objetivo se privó de sus necesidades más básicas para poder ahorrar lo que salía el lote. Mucha plata, por supuesto.
Al no poder contratar los servicios de un arquitecto, decidió hacerla él mismo. A pesar de haberla terminado, la tumba no cumplía con los rígidos cánones estéticos que se exigía en el predio.
Entonces, contrató a un escultor para que le terminara de dar la forma adecuada. Finalmente lo logró.
Pero su obsesión iba más allá de la construcción de la tumba, también quería habitarla. Por eso, no esperó. A los 35 años se suicidó tomando veneno.
Parece ser que aún hoy se escuchan ruidos de trabajos que perturban a sus vecinos de morada, porque David no quedó del todo conforme con la obra y la sigue mejorando.
Rufina Cambaceres
La historia de Rufina, hija del escritor Eugenio Cambaceres está entre las destacadas porque tiene una historia un poco lúgubre asociada.
Murió a los 19 años, repentinamente cuando iba en camino en su auto camino a una función de la ópera. Nunca llegó y nunca se supieron las causas de su muerte. Su madre decidió enterrarla inmediatamente en la bóveda familiar.
Poco tiempo después, encontraron el ataúd en una posición diferente a la original por lo que existe el temor de que en realidad no estuviera muerta y en su lugar hubiera sufrido un estado de catalepsia.
Su madre mandó a construir una escultura donde se puede ver a Rufina intentando abrir la puerta.
Bóvedas destacadas del Cementerio de la Recoleta
En la Recoleta, como se suele llamar al cementerio, están las tumbas de diversos protagonistas de la historia argentina, miembros de las familias más tradicionales, hombres y mujeres de la cultura, empresarios, presidentes, escritores, y la lista sigue…
Tumba de Eva Perón
Es sin dudas una de las más visitadas. Eva Perón fue indiscutidamente una figura histórica importante en la historia del país. Fue la segunda mujer del general Perón y la impulsora del voto femenino.
Evita fue enterrada en la Recoleta recién en 1974 después de que su cadáver fuera robado. Para evitar que pase nuevamente, parece ser que la cripta donde está el cuerpo embalsamado de Evita se encuentra a 5 metros de profundidad.
Presidentes de la Argentina
En el cementerio de la Recoleta están los restos de 29 presidentes. Entre ellos: Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento, Nicolás Avellaneda, Carlos Pellegrini, Manuel Quintana, Luis Sáenz Peña, Roque Saénz Peña, Julio Argentino Roca, José Evaristo Uriburu, Pedro Eugenio Aramburu y Raúl Alfonsín.
Otras personalidades
También como les conté al principio de este artículo, están aquí enterrados los miembros de las familias más tradicionales. Personalidades del mundo de los negocios y de las artes en todas sus expresiones.
Por ejemplo, conviven Amalia Lacroze de Fortabat (empresaria) con Martín Karadagián (creador de Titanes en el Ring). Felicitas Guerrero (mujer patricia) con Blanca Curi (mentalista y astróloga). Miguel Cané (escritor) con Mariquita Sánchez de Thompson (la primera mujer en cantar el Himno Nacional argentino). Luis Federico Leloir (Premio Nobel de Química) con Víctor Sueiro (periodista y escritor). Las hermanas Ocampo (escritoras e intelectuales) con Jorge Ibáñez (diseñador de moda).
Sólo estoy nombrando algunos porque se haría muy extenso el texto si tuviera que nombra a cada uno de los «residentes» del cementerio. De todas maneras, es apasionante y les sugiero que hagan la visita con tiempo.
Si es posible, lean un poco de la historia del cementerio antes de ir. En mi caso voy a tener que volver porque me quedaron muchas historias y bóvedas por ver.
Información Práctica
Dirección: Junín 1760.
La entrada es gratuida.
Ofrece visitas guiadas gratis sólo en español.
De martes a viernes a las 11 y a las 14.
Sábados, domingos y feriados, a las 11 y a las 15.
El recorrido dura aproximadamente una hora.
Horarios: todos los días de 8.00 a 18.00 hs.
Te llevan los siguientes colectivos: 17, 61, 62, 67, 92, 93, 10, 37, 38, 41, 59, 60, 95, 101, 102, 108, 118, 124, 130.
¿Sabías que?
Las bóvedas son propiedad privada de cada familia y por ellas pagan una tasa anual por la administración.
Además, este cementerio tiene un récord, es el metro cuadrado más cotizado de la Ciudad.