Si vas a Oslo visitá el Parque Vigeland.
Todo empezó con el viaje de María a Europa. La idea era… quedarse unos meses paseando y visitando a algunas amistadas que tenía por allá y a un tío que vivía en Noruega. Sí! Noruega.
El destino quiso que se enamorara de un chico que conoció allí, se llama Sven, se enamorara, se casara y tuviera hijitos. Entonces… decidido!! Iríamos a visitarla y de paso conoceríamos este intrigante país nórdico…
Viajamos justo cuando empezaba el verano, el reloj marcaba las 12 de la noche pero todavía había luz de día y a las 5 de la mañana salía el sol nuevamente. Durísimo!! Vieron Noches Blancas con Al Pacino?
Una filosofía de vida completamente distinta…
Ya en el aeropuerto, notamos el cambio cultural. La gente bajaba en orden, por fila de asientos…
Nuestra amiga nos recibió en su casa y nos llevó de visita a la casa de algunas de sus amistades. Las casas son estupendas, grandes, amuebladas en forma minimalista de madera clara, porque son ecologistas y no pintan la madera. El diseño nórdico es muy lindo. En la puerta de la casa, todos se sacan los zapatos. Hay un lugar donde se guardan perfectamente en orden.
Las visitas, tienen horario de llegada y salida, como el pelotero. Y si se juntan a almorzar, cada uno se lleva su comida y no la comparte…. cada cual se come lo que lleva.
Las escuelas son de puertas abiertas. Porque jamás se le ocurriría a los chicos “ratearse”, ellos son muy independientes desde que son pequeños.
La estrella del lugar
Al día siguiente, visitamos el Parque Vigeland, el parque de esculturas más grande del mundo hecho por un solo artista (Gustav Vigeland), y es una de las atracciones turísticas más populares de Noruega.
Tiene más de 200 esculturas en bronce, granito y hierro forjado, se completó principalmente entre 1939 y 1949.
El conjunto de esculturas de bronce se inspira en acontecimientos de la vida cotidiana, evocando momentos como el nacimiento, la infancia, la adolescencia, el primer amor, la madurez, los hijos, la familia, la vejez y la muerte.
La mayor atracción del parque es el Monolito (“Monolitten”), que es un bloque único de granito que se alza sobre una plataforma octogonal escalonada, tiene 17 metros de altura, y está esculpido con 121 figuras humanas desnudas y entrelazadas. Sin ningún tipo de prejuicios teniendo en cuenta que se finalizó en 1949.
Otra de las esculturas más conocidas del recinto, es la del niño enojado, el (“Sinnataggen”). Esta obra comparte el puente del parque con 57 estatuas más.Todo ello sintetizado por otra de las célebres esculturas del parque localizada al final del mismo, se llama “Livshjulet”, «la rueda de la vida», en la que siete figuras humanas, cuatro adultas y tres infantiles se entrelazan formando un círculo.
La entrada al parque es gratuita y recomiendo su visita a los amantes de la naturaleza y del arte. Está abierto al público durante todo el año. No los defraudará.
Otros lugares que visitamos fueron:
- La pista de esquí de Holmenkollen, que tiene una torre de saltos, desde donde se tiran en altura solo con los esquís. El museo de esquí muestra 4000 años de historia del esquí. Las exposiciones sobre las expediciones polares muestran los equipos de Nansen y Amundsen, el museo también alberga exposiciones sobre la historia olímpica, la familia real esquiando y el snowboard.
- El museo de Munch, reúne una colección de pinturas legadas por el pintor a la ciudad de Oslo, un gran número de pinturas, grabados y dibujos.
- El Museo folklórico noruego, es al aire libre muestra 155 casas tradicionales de todas las regiones de Noruega. Numerosas actividades para los niños en verano con bailes tradicionales, elaboración de pasteles típicos, artesanía, animales domésticos, anfitriones y guías vestidos con trajes tradicionales, paseos en coche de caballos, un parque infantil de antaño, y tienda colonial de productos importados con antiguas golosinas.
- El Palacio real.
- El Museo de los barcos vikingos.
Vimos Oslo cómo sólo se puede ver cuando se tiene un amigo local. Gracias María y Sven!
Autor: Marta A.
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